Este fin de semana se han grabado las últimas tomas para el disco, tomas que por cierto me han resultado tremendamente emocionantes. Te cuento.
Por un lado estuvo Amanda, que me hizo coros la primera vez que subí a un escenario y después de 6 años me vuelve a acompañar (entre otras) en esa misma canción. Cuando oíamos sus tomas por la tarde sentí esa paz de cuando se vuelve a casa después de un tiempo fuera… Mi voz y yo la echábamos de menos.
Por otro lado, vino a visitarnos Marino Sáiz. Cuando conocí a Marino sólo tocaba con Andrés Lewin y no conocía a prácticamente nadie más de ese mundillo (ahora toca con media España, porque el que vale, vale). Tuve la suerte de poder convencerle para colaborar en un par de temas de “Clave de Luna” para darle ese toque de ternura melancólica que aportan los violines. En este caso quisimos darle un contrapunto a tanta batería Heavy y bajo de Rock y Marino lo entendió a la primera (tanto es así que pudo grabar cuatro temas en menos de hora y media. Crack).
Ya lo dije hace tiempo y con lo que ha pasado este fin de semana lo vuelvo a repetir “Si quisiera buenos músicos tocaría con cualquiera, pero músicos con alma se pueden contar con los dedos de una mano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario